Este es Rembrandt, la nueva adquisición de mi hermana (quién sabe cuál será la próxima). El bicho en cuestión no es que haga mucho, pero se ha convertido en el centro de la casa. A mi todavía me da un poco de grima, todo hay que decirlo (tengo que reconocerlo, me asusto con ver una lagartija...). Lo peor del bichito en cuestión es que come grillos vivos, y eso a mi hermana no le hace mucha gracia, así que al final la encargada de darle de comer es mi madre (que también esté encantada con el nuevo inquilino). Al paso que vamos, mi casa va a acabar pareciendo un zoológico...
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