viernes, 25 de abril de 2008

Y yo que quería ser Periodista...

A pesar de la cabecera de este, Mi Blog, yo en pocas ocasiones soy positiva y sonrío. Normalmente me quejo por todo y todo me suele parecer mal. Por eso cuando escribo, intento escribir sobre cosas que me gustan o que me hacen sentir bien (puede sonar cursi, pero es así). Mi Blog nació con este objetivo, nada más; quería que sirviera para recoger una mínima parte de mi mundo, la parte en la que no estoy de mal humor y la parte en la que encuentro cosas que me llaman la atención y me da por comentar. Ahora en en quinto he descubierto que para "ejercer la profesión" (en plan, manual de Derecho de la Información) hay que ser un amargado de la vida y por ello escribir como si todo lo que me rodea me diera un asco enorme imposible de soportar. No sé si es que me ha tocado la profesora más "brillante" de géneros de opinión, o es que lo que yo escribo es basura, así, sin más. Por mi bien espero que haya una opción intermedia, pero es que a estas alturas no soy capaz de verla.

Que sí, que el mundo que nos rodea es una mierda, que los políticos son corruptos, que la economía va mal, que el cambio climático va a hacer que en un par de años se desertice el planeta, que en la mitad del mundo (esa de la que nadie se acuerda) hay guerras... y seguro que me dejo algo. Estos son hechos, que yo no cuestiono, ni mucho menos, pero detrás de estos sucesos están (debería decir "estamos", pero ya no me atrevo) los periodistas a los que presuponemos eficacia y equidad a la hora de darnos la noticia de turno. Son los que a menudo crean y dan su visión de la realidad, una realidad que presuponemos que se corresponde con lo que está pasando, pero ¿quién dice que eso realmente sea así? Por diversas razones, el periodista da una visión mucho más catastrofista de lo que está pasando, por que eso es lo que gusta, que es lo más triste de todo. Si no se dramatiza, no vale, no tienes autorización para entrar en el circo de la realidad paralela que se han inventado los medios de comunicación. Los telediarios se han convertido en auténticos "realitys" donde prima la espectacularidad a la información. No podemos olvidarnos tampoco de lo que el periodista busca -casi siempre- es la autopromoción; no hay más que encender la tele a una hora en la que den debates para encontrar al gallito de turno defendiendo un ideal a capa y espada, sin importarle lo que está diciendo si no como lo está diciendo. Al final todos, atomizados, dicen lo mismo, enzarzándose en un debate más de palabras que de ideales; y lo peor de todo es que intentan vender que sí lo hacen.

Por lo que a mi respecta, en el próximo artículo de opinión, pronosticaré el fin del mundo.

2 comentarios:

Caxitodebollo dijo...

Pronosticar el fin del mundo es algo bastante turbio... Tendrías éxito, pero si no se cumpliera acabarías siendo como Rappel (no una calva, sino alguien a quien ni el mismo Dios respeta). Así que lo mejor que puedes, y cuando digo "puedes" me refiero a "podemos", hacer es cebarte con todo (como la gente de los institutos), porque al fin y al cabo... esos tíos por acabados que estuvieran siempre fueron considerados como los más máquinas. El mundo es chungo, pero nosotras... unas irónicas de los cojones! Nos irá bien. Cosas bonitas, Gemi!

Gema B.M. dijo...

de todos modos, yo me resisto a ser obsesiva/destructiva en lo que escribo...ya sé que a tú no, pero yo prefiero hacer comentarios sobre cosas que me gustan (y a ti en el fondo tb., si no tu blog debería cambiar de nombre!jeje) bueno, thanks x la visita...
Muaks!